miércoles, 14 de marzo de 2007

Según el cristal

Pese a los vejámenes que acechan la materia, ésta preserva una atmósfera sensible a los observadores que han acuñado en percepciones la sublimidad de lo bueno, la verdad y la belleza. A los demás, celosos amantes de la oscuridad, sólo revela púas imaginarias que les convierten las noches en sueños puntiagudos y los surcos cerebrales en arrugas de malestar en la conciencia. ¡Gracias, materia! Gracias por manifestarse en calidez de hogar aun cuando la codicia la persiga a donde vaya. Incluso al centro de la Tierra; a donde se percibe, aunque no haya luz.

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Dioses

Hay dioses que lo pueden todo. Conozco uno de ellos. Parece una esfera. Pero no por la divina perfección que dicho sólido sugiere, sino por la infinidad de imperceptibles caras que posee, delatadas sólo porque en ellas se refleja el sol más ardiente aún; aunque menos transparente. Llamaré a tal hallazgo un infinitedro.
 
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